¿PENSAMIENTO CRÍTICO Y
FELICIDAD VAN UNIDOS?
Si definimos el pensamiento crítico como la capacidad que tiene el ser humano para analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos, para dudar de todo aquello que se acepta como verdad en el contexto de la vida cotidiana, la primera deducción con la que nos encontramos es que no hallamos ni el término “felicidad” en su definición, ni a simple vista la considera como un vínculo a él, ni representa en sí un fin del pensamiento crítico.
Yendo más allá de su simple definición, si cuentas con
información y eres capaz de reflexionar sobre ella, cuentas con un pensamiento
crítico. Eso te va a llevar a desarrollar argumentos distintos, justificar tus
opiniones, e incluso tomar buenas decisiones, que serán siempre creadas bajo
una perspectiva personal que puede o no ser verdadera. Este pensamiento crítico
va a beneficiar a uno en primer lugar, y puede que a muchos, dependiendo del
uso que vaya a suponer ese pensamiento crítico.
Pero, ¿qué es la felicidad? Si respondemos a esta pregunta
cada uno daría una respuesta distinta, es una concepción particular, depende de
cada uno, de tal manera que cada persona la encuentra según ideas diferentes; y
sus grados o niveles los aprecia desde unas exigencias y expectativas muy
variadas, viéndose influenciado por su pasado, presente y futuro, por su
entorno, por sus referencias… Hay que partir de
la idea de que las personas somos distintas, por origen, por formación, por
vida. Para ser feliz no obligatoriamente se necesita precisamente tener un
pensamiento crítico. Por tanto, la idea básica de que un pensamiento crítico te
da la felicidad para mí no es aceptable.
Ahora bien, creo que un ser crítico es un ser rebelde con la
norma, es individualista y autónomo, pero que a la vez persigue convencer a los
demás, y va a sentirse satisfecho si su pensamiento logra ser aceptado, demuestra
una idea diferente, o si provoca un cambio. Es una satisfacción personal, y por
qué no decirlo, esa satisfacción es una autorrealización, pero no va unido a
ser una persona feliz. Es más, un continuo crítico puede ser un constante
insatisfecho, y puede suponer una infelicidad para su persona.
Cada persona depende de su pensamiento crítico para tomar decisiones.
Imagino que en parte creemos tener una idea clara de qué nos puede hacer
felices y qué no, basándonos en ese pensamiento crítico. Así como la ausencia de él puede llevarte
quizás a unas situaciones difíciles, y derivar en que seas una persona infeliz.
Pero sinceramente, las cosas más pequeñas o inesperadas a veces causan tremenda
felicidad. Gestos que pensamos demasiado simples nos pueden hacer de lo más
felices, aportarnos algo bueno que ni siquiera pensábamos que lograrían hacer,
y que a su vez pueden contribuir a construir nuestro pensamiento crítico.
En definitiva, creo que el individuo va formando su
pensamiento crítico como persona, porque tiene la virtud de poder razonar, y la
capacidad de expresarlo, es una manera de desarrollar un criterio propio. Y opino
que hay siempre una consecuencia positiva, estoy convencida de que todo lo que
aprendemos y experimentamos en la vida nos crea un punto de vista crítico
frente a ella. La felicidad puede darse en unos momentos concreto, o puede ser
un estado continuo y permanente, pero en la búsqueda y obtención de esa
felicidad, el individuo no siempre va dirigido por su pensamiento crítico. No
hay que ser un filósofo para ser feliz.
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